La estrella de la WNBA, Angel Reese, ha generado controversia al instar a boicotear a Nike después de que la marca firmara con Caitlin Clark un contrato histórico de 28 millones de dólares y la incluyera en una importante campaña publicitaria, que incluyó una valla publicitaria en Chicago, una ciudad muy vinculada a la afición de Reese. La respuesta de Reese ha encendido un acalorado debate sobre la equidad, el reconocimiento y la dinámica racial en el marketing del baloncesto femenino.

El contrato de Nike con Clark es uno de los acuerdos de zapatillas para novatas más lucrativos en la historia de la WNBA, consolidando su estatus como una de las jugadoras más cotizadas de la liga. Sin embargo, los seguidores de Reese consideran que esta decisión minimiza su propio impacto en el baloncesto, a pesar de su inmensa popularidad.
Para octubre de 2024, Reese había acumulado una enorme cantidad de seguidores en redes sociales, con 4,4 millones de seguidores en Instagram y 4,6 millones en TikTok. Su influencia la ha ayudado a conseguir patrocinios por valor de 1,7 millones de dólares en los últimos dos años, pero muchos de sus fans —a menudo conocidos como “Reese’s Pieces”— creen que ha sido ignorada en acuerdos más importantes como el de Clark.
Reese habla
Reese recurrió a las redes sociales para expresar su frustración, particularmente por la decisión de Nike de colocar un gran cartel publicitario de Clark en Chicago, a solo minutos del Wintrust Arena, donde Reese jugará para el Chicago Sky.
“Ya ven lo que pasa”, publicó Reese. “Dejan claro a quién quieren apoyar. Mantengan esa misma energía cuando dejemos de apoyar”.
Su llamado al boicot cobró fuerza rápidamente, con la participación de numerosos aficionados y atletas. Quienes critican la decisión de Nike argumentan que las atletas negras suelen ser ignoradas en los patrocinios importantes en comparación con sus contrapartes blancas, lo que señala disparidades de larga data en el marketing deportivo. Otros defendieron la decisión de Nike, destacando las actuaciones récord de Clark y su creciente reconocimiento nacional.
Tensiones en la WNBA y más allá
La rivalidad entre Clark y Reese ha sido un factor clave en el reciente auge de la popularidad de la WNBA. Su feroz competencia se remonta al campeonato femenino de la NCAA de 2023, donde el equipo de LSU de Reese derrotó al de Iowa de Clark en un reñido duelo. Desde su llegada a la WNBA en 2024, ambas jugadoras han contribuido a impulsar la liga a nuevas alturas.
La audiencia y la asistencia se dispararon en 2024, con un aumento del 48% en la asistencia a la temporada regular de la WNBA y un 170% en los ratings de ESPN. La presencia de Clark tuvo un impacto especialmente significativo: su equipo, las Indiana Fever, experimentó un aumento del 320% en la asistencia, liderando la liga con un promedio de 17,000 aficionados por partido.
Sus batallas en la cancha han sido intensas, con múltiples faltas flagrantes y polémicas que han alimentado la rivalidad. La disputa se reavivará cuando el Chicago Sky de Reese se enfrente al Indiana Fever de Clark el 17 de mayo, un partido que se espera que atraiga mucha atención.
¿Movimiento estratégico de Nike o un paso en falso de marketing?
La decisión de Nike de presentar a Clark en Chicago ha sido considerada por algunos como una audaz estrategia de marketing, mientras que otros la han visto como un desafío directo a Reese en su propio territorio. La controversia plantea interrogantes más amplios sobre cómo las grandes marcas deciden promocionar a las jugadoras de baloncesto y si ciertas atletas reciben un apoyo desproporcionado.
A medida que el Equipo de EE. UU., la WNBA y los principales patrocinadores continúan dando forma al futuro del baloncesto femenino, la franqueza de Reese garantiza que las conversaciones sobre representación, equidad y comercialización no desaparecerán pronto.