Descubren esqueleto de “perro del infierno” de 7 pies de altura: un fósil de 10 millones de años

Cerca de un antiguo monasterio, un equipo de paleontólogos ha realizado un hallazgo impresionante: el esqueleto casi completo de un “perro del infierno” de 7 pies de altura que data de hace 10 millones de años. Este descubrimiento, que ya está siendo catalogado como uno de los más importantes de la década, ofrece nuevas pistas sobre la vida prehistórica y la evolución de los depredadores antiguos.

El término “perro del infierno” se refiere a un grupo de mamíferos depredadores extintos, conocidos científicamente como Amphicyonidae. Estos carnívoros habitaban América del Norte, Europa y Asia durante el período Mioceno. Aunque no eran perros en el sentido moderno, compartían características similares a los cánidos y los osos, lo que los convertía en superdepredadores altamente adaptados a su entorno.

Con una altura de más de dos metros cuando estaba de pie y un peso estimado de entre 400 y 600 libras, este “perro del infierno” en particular habría sido un cazador formidable. Su estructura ósea indica una combinación de fuerza bruta y velocidad, lo que le permitía cazar presas grandes, desde caballos prehistóricos hasta pequeños mamíferos.

El esqueleto fue descubierto en una excavación cerca de las ruinas de un monasterio ubicado en un valle remoto. La zona, conocida por su riqueza en fósiles, ha sido objeto de investigaciones durante años, pero este hallazgo marca un nuevo hito debido a la conservación excepcional del esqueleto.

“Es raro encontrar un esqueleto tan completo de un depredador de esta época”, señaló el Dr. Manuel Ortega, líder del equipo de investigación. “La mayoría de los fósiles de Amphicyonidae que tenemos consisten en fragmentos de cráneos o dientes, pero este espécimen incluye casi todos los huesos principales, lo que nos permitirá reconstruir su anatomía y comportamiento con un detalle sin precedentes”.

El hecho de que el fósil haya sido hallado cerca de un monasterio antiguo ha generado especulaciones entre los locales. Según las leyendas, los monjes hablaban de “guardianes infernales” que protegían los terrenos sagrados. Aunque los paleontólogos insisten en que esto es una mera coincidencia, la conexión entre los relatos místicos y el hallazgo ha capturado la imaginación de muchos.

“Es fascinante cómo la ciencia y las leyendas pueden cruzarse de formas inesperadas”, comentó Ortega. “Aunque el fósil no tiene relación directa con las historias, estas narrativas son un recordatorio de cómo los humanos han intentado dar sentido al mundo natural a lo largo del tiempo”.

Una de las preguntas más intrigantes es qué causó la muerte de este gigante prehistórico. El análisis inicial de los huesos muestra signos de desgaste en las articulaciones, lo que sugiere que el animal era relativamente viejo para su especie. También se han encontrado marcas de dientes en el cráneo y las costillas, lo que podría indicar que murió en una pelea con otro depredador o mientras cazaba.

Además, los sedimentos en los que se encontró el esqueleto contienen restos de ceniza volcánica, lo que sugiere que el área pudo haber experimentado una erupción catastrófica que contribuyó a su extinción.

El hallazgo de este fósil no solo proporciona información sobre el Amphicyonidae, sino que también ayuda a los científicos a comprender mejor el ecosistema del Mioceno tardío. Los investigadores esperan utilizar técnicas avanzadas, como análisis isotópicos y reconstrucciones digitales, para estudiar la dieta, el hábitat y las estrategias de caza de este depredador.

“Cada fósil nos cuenta una historia, y este espécimen en particular tiene mucho que decirnos sobre la vida en la Tierra hace 10 millones de años”, afirmó Ortega.

El esqueleto ha sido trasladado a un laboratorio especializado para su limpieza y análisis. Una vez completado el estudio, los científicos planean exhibir el fósil en un museo, acompañado de una reconstrucción en 3D del animal.

El descubrimiento también ha generado un renovado interés en la región, atrayendo tanto a investigadores como a turistas curiosos por conocer más sobre este “perro del infierno”.

“Este hallazgo nos recuerda que la Tierra guarda secretos increíbles, esperando ser descubiertos. Cada fósil no solo nos conecta con el pasado, sino que también nos invita a reflexionar sobre el impacto del tiempo y la evolución”, concluyó Ortega.

Este esqueleto de 7 pies no es solo un vestigio de un depredador temible, sino un puente hacia una época olvidada, cuando gigantes caminaban por la Tierra y la naturaleza aún moldeaba su destino.